Sé que la gente se enamora de su novio, del futbol e incluso de su perro.
Pues yo de un pez.
Pero es que el pececito se las trae.
Por cierto, se llama Danio, Danio rerio.
Pone huevos que son transparentes y a través de ellos ves cómo se desarrolla la vida en directo. Sus primeros movimientos, los primeros latidos de su corazón…
No lo imaginas, no lo lees en un libro.
Lo ves.
En directo.
Un día se me ocurrió llevarlo a las aulas y ocurrió una cosa mágica: l@s niñ@s y sus maestr@s TAMBIÉN se enamoraron de Danio.
Y me dí cuenta que lo que aprenden así, con esa EMOCIÓN, no se les olvida jamás.
Así que ahora tengo el trabajo más bonito del mundo: